sábado, 3 de abril de 2010

La Tumba estaba vacía

Era una escuela dominical y el tenia 9 años. Los niños de 8 años que están en el tercer grado pueden ser crueles a veces y no le dieron la bienvenida a Felipe, no por su edad, el era diferente.

Felipe por sus obvias manifestaciones, características faciales y lento responder manifestaban que padecía del síndrome de down.

Un domingo de pascua después de la clase dominical la maestra los reunió a su lado y les dio huevecitos plástico de los que se abren por el medio con dulces adentro, pero les dijo que tenían que encontrar por ellos mismo algo que "simbolizara nueva vida" como recordatorio de la pascua y resurrección de Jesús y lo pusieran dentro del huevecito vacío y lo trajeran el próximo domingo.


Llego el domingo y todos los niños pusieron los huevecitos encima de la mesa, la maestra empezó a abrirlos uno por uno. En un huevo había una flor, “aaah”, ‘oooh” decían los niños al ver el símbolo de nueva vida, en otro huevo había una mariposa “que bella decían las niñas”, en otro huevo había pasto verde que representaba la vida. Luego la maestra abrió el ultimo huevecito el cual todos sabían que le pertenecían a Felipe, pero este estaba vacío; todos se rieron de él, pero Felipe mirando hacia arriba y casi suplicante dijo, “Pero maestra, la TUMBA ESTABA VACIA."


Toda la clase quedo en silencio, desde ese día Felipe fue parte del grupo.

La familia de Felipe sabia que el niño no viviría una larga vida, había muchas cosas mal con el pequeño cuerpecito. Ese verano le dio una infección muy fuerte y Felipe murió.


El día del funeral los niños de su clase cargaron el ataud de Felipe, y encima del mismo pusieron un huevecito de pascua con una nota que decía: “La tumba estaba vacía”.

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