viernes, 30 de octubre de 2009

El Burro en el Pozo


Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.

El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlistó para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo.

Al principio, la mula se puso histérica.

Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una palada de tierra cayera sobre sus lomos... ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!

Esto hizo la mula palazo tras palazo.

Sacúdete y sube. Sacúdete y sube. Sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma.

No importaba cuán dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso.

Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo.

La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.

¡ASI ES LA VIDA!
Si enfrentamos nuestros problemas, respondemos positivamente, rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos...
¡¡RECUÉRDALO!!
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martes, 27 de octubre de 2009

La Locura


La Locura resolvió invitar a sus amigos para tomar un café en su casa.
Todos los invitados fueron.

Después de tomar el café, la Locura propuso: - Vamos a jugar a las escondidas

- Qué es eso? preguntó la Curiosidad.

- Las escondidas es un juego en el que yo cuento hasta cien y los voy a buscar. El primero en ser encontrado será el próximo a contar.
Todos aceptaron, menos el Miedo y el Prejuicio.

1,2,3..., la Locura comenzó a contar. La Prisa se escondió primero, en cualquier lugar. La Timidez, tímida como siempre, se escondió en la copa del árbol.
La Alegría corrió al medio del jardín; y la Tristeza comenzó a llorar, pues no hallaba un lugar apropiado para esconderse. La Envidia acompañó al Triunfo y se escondió cerca de él, debajo de una piedra.
La Locura seguía contando y sus amigos se iban escondiendo.

La Desesperanza quedó desesperada al ver a la Locura que ya estaba en: ...noventa y nueve, cien...

Gritó Locura: - Voy a comenzar a buscar.
La Desesperanza fue la primera, dado que en su desesperación no atino a esconderse.

La segunda en aparecer fue la Curiosidad ya que no aguantaba más, queriendo saber quién sería el próximo en contar.
Al mirar para un lado, la Locura vio a la Duda encima del muro, sin saber en cuál de los lados se escondería mejor.

Y así fueron apareciendo, la Alegría, la Tristeza, la Timidez...
Cuando estaban todos reunidos, la Curiosidad preguntó:

-Dónde está el Amor?
Nadie lo había visto.

La Locura comenzó a buscar. Buscó en la cima de la montaña, en los ríos, debajo de las piedras y nada. El amor no estaba.

Buscando por todos lados, la Locura vio un rosal, dio un paso, comenzó a buscar entre los tallos, y de repente oyó un grito. Era el Amor, gritando por haberse pinchado el ojo con una espina.

La Locura no sabía qué hacer. Pidió disculpas, imploró por el perdón del Amor y hasta prometió servirlo para siempre.

El Amor aceptó las disculpas. Desde entonces y hasta hoy.....

"El amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña".

Por eso ama con locura cada dia de tu vida.
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lunes, 26 de octubre de 2009

La logica de Einstein


Dos niños patinaban en un lago congelado de Alemania. Era una tarde nublada y fría.
Los niños jugaban despreocupados.

De repente, el hielo se quebró y uno de los niños se cayó, quedando preso en la grieta del hielo.
El otro, viendo su amigo preso y congelándose, tiró un patín y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas hasta, por fin, conseguir quebrarlo y libertar el amigo.

Cuando los bomberos llegaron y vieron lo que había pasado, preguntaron al niño: “¿Cómo conseguiste hacer eso? ¡Es imposible que consiguieras partir el hielo, siendo tan pequeño y con tan pocas fuerzas!

En ese momento, el genio Albert Einstein, que pasaba por allí, comentó:

- Yo sé cómo lo hizo

- ¿Cómo? - Le preguntaron.

- Es sencillo - respondió Einstein- no había nadie para decirle que no era capaz.

'Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos'.

Hacer o no hacer algo, sólo depende de nuestra voluntad y perseverancia’. (Albert Einstein)
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domingo, 25 de octubre de 2009

Inteligencia vs. Sabiduria


Uno puede ser muy Inteligente, pero no necesariamente sabio---¡conozca las diferencias entre ambos vocablos!


Inteligencia vs. Sabiduría

La inteligencia busca la perfección;

La sabiduría se esfuerza por alcanzar la bondad.

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La inteligencia nos puede dar éxitos;

La sabiduría nos pone en camino de la verdad.

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La inteligencia se consigue con esfuerzo;

La sabiduría con generosidad.

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La inteligencia es capaz de reconstruir el mundo;

La sabiduría es capaz de reparar el alma.

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La inteligencia se recrea en las matemáticas y los números;

mientras que la sabiduría se fija en las realidades.

Quizás por eso, al inteligente le gusta ser admirado,

mientras que el sabio prefiere admirarse de misterio de la vida.

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El inteligente se atreve a negar a Dios,

Pero el sabio siempre cree y teme.

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El inteligente descuella en palabras filosóficas;

El sabio no quiere más que lo necesario en el momento preciso.

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Pienso en la inteligencia como un árbol de muchos y grandes frutos;

y la sabiduría en cambio,

la miro como las raíces más profundas de la paz y la comprensión.

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La inteligencia nos abre el camino hacia el espacio sideral;

la sabiduría nos encamina hacia nuestro propio corazón.

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La inteligencia nos comunica con las naciones;

la sabiduría nos une como hermanos y hermanas.

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El inteligente pregunta por el futuro;

el sabio por su parte, pregunta por el presente.

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El inteligente sufre una derrota;

el sabio aprende de ella lo necesario para la vida.

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El inteligente cuestiona la muerte;

el sabio da gracias a Dios por la vida.

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El inteligente siente dolor ante el sufrimiento;

el sabio llora al sufrir y esas lágrimas sanan el corazón.

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El inteligente conquista el mundo;

el sabio ama con cada palpitar de su corazón.

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El inteligente busca un dios;

el sabio se pone en el camino de Dios.

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No es mala la inteligencia, es buena,

pero sin la sabiduría puede convertirse en necedad

y llevarnos por el camino de la injusticia y desamor.

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El inteligente puede tomar decisiones calamitosas,

el sabio reflexiona en el pro y en el contra de cado uno de sus pasos

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El Inteligente vive para sí y goza de sus logros,

el sabio vive para Dios y se niega muchos placeres

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"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría" (Prov.4:5-7).
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viernes, 16 de octubre de 2009

Florece donde estés


Una joven pareja se mudó a otra ciudad, lejos de la familia y los amigos. Llegó la mudanza, la pareja desempacó sus pertenencias y el marido empezó a trabajar a la semana siguiente. Todos los días al llegar a su casa, su esposa lo recibía en la puerta con una nueva queja.

- "Aquí hace mucho calor".
- "Los vecinos no son amigables".
- "La casa es muy chica".
- "Los niños me están volviendo loca".

Y cada tarde, su esposo la abrazaba mientras escuchaba sus comentarios negativos. Lo siento, le decía, "¿qué puedo hacer para ayudarte?"
Su esposa se calmaba y se secaba las lágrimas, pero empezaba con lo mismo al día siguiente.

Una tarde, su marido llegó a su casa con una hermosa planta con flores. Encontró un sitio apropiado en el jardín y la plantó. "Querida, le dijo, cada vez que te sientas triste, sal al jardín. Imagina que eres esa plantita, y mira cómo crece en tu jardín".
Cada semana traía a casa un árbol nuevo, o rosales, o plantas y las plantaba en el jardín. Su esposa cortó algunas flores y se las llevó a una vecina. Cada mañana regaba el jardín y observaba el crecimiento de las plantas.

También creció la amistad con otras mujeres de la cuadra y le pidieron consejo con sus jardines. Muy pronto, también le estaban pidiendo consejo espiritual.
Al finalizar el año siguiente, el jardín de esta pareja se parecía a los jardines que aparecen en la revista Buen Hogar.

Nuestro Padre Celestial sabe que todos tenemos que aprender a florecer en el lugar en el cual hemos sido trasplantados. Con su sabio toque de amor, no sólo vamos a florecer sino que vamos a producir continuamente el fruto del amor, la ternura y la felicidad.

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sábado, 10 de octubre de 2009

¿Quién empacó tu paracaídas?


Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam.

Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil.

Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita. A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión.

Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó. Le dijo:

- "Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron verdad?"

- "Y usted, ¿cómo sabe eso?", le preguntó Plumb.

- "Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?"

Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondió:

- "Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí."

Estando solo Plumb no pudo dormir esa noche, meditando y se preguntaba: "¿Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?"

Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía.

Ahora, Plumb comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia:
"¿Quién empacó hoy tu paracaídas?"

Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta uno espiritual.

A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien, o aunque sea, decir algo amable sólo porque sí.

Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién empaca tu paracaídas, y agradécelo.

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